Día 1 | Secretos de la ciudad
Del Obelisco a Mafalda, conocemos más sobre símbolos porteños. 8 h | El Obelisco desconocido Conocemos pasajes subterráneos y un chalet misterioso. Empezamos acá porque hasta uno de los más conocidos monumentos porteños tiene su lado incógnito. Por debajo del […]
Del Obelisco a Mafalda, conocemos más sobre símbolos porteños.
8 h | El Obelisco desconocido
Conocemos pasajes subterráneos y un chalet misterioso.
Empezamos acá porque hasta uno de los más conocidos monumentos porteños tiene su lado incógnito. Por debajo del Obelisco dos galerías subterráneas cruzan la Av. 9 de Julio. Se trata del Pasaje Juan de Garay (Obelisco Norte) y el Pasaje Pedro de Mendoza (Obelisco Sur).
Existen desde la década del ’40, pero en 2014 fueron remodelados y puestos en valor. Cuentan con aire acondicionado, wifi, máquinas para recargar los celulares y tienen acceso a las líneas B, C y D del subte. Estas galerías no solo evitan el frío y el tránsito, sino que también cuentan con bares para desayunar en la barra y promociones a buen precio.
Durante los días de semana, muchos empleados de oficinas ahorran tiempo en estos pasajes, se detienen en los kioscos, la peluquería, la ferretería o a lustrarse las botas en este submundo bajo tierra.
Cuando volvemos a la calle sobre la av. Cerrito, podemos mirar el edificio que está en Sarmiento 1113. Hay que buscar bien y encontrarlo en las alturas. En la terraza hay un chalet que el dueño del edificio, Rafael Díaz, mandó a edificar imitando su vivienda original en la ciudad de Mar del Plata. Vendía muebles y hasta tuvo una radio desde ese último piso. Esta construcción de tejas francesas es anterior al Obelisco y al trazado de la av. 9 de Julio. Actualmente funcionan oficinas de la administración del edificio.
Cómo seguimos
Desde Sarmiento 1113, caminamos 9 cuadras para el lado opuesto a la av. 9 de Julio. En Ayacucho doblamos a la izquierda y tres cuadras después estaremos en la intersección con av. Rivadavia, nuestro próximo destino.
9:30 h | Historias mínimas de grandes obras
Una ecléctica arquitectura con distintos símbolos.
Primero sobre la avenida Rivadavia y luego tomando avenida de Mayo, encontramos historias de lo más diversas. Nuestro primer punto es el Palacio de los Lirios (av. Rivadavia 2031), que lleva ese nombre por la cantidad de figuras de estas flores que hay en su exótica fachada. Tiene tres pisos de viviendas y oficinas y una forma ondulante que recuerda a las obras de Gaudí.
A pocos metros (av. Rivadavia 2009), hay otro edificio similar con ornamentos que recrean la Casa Batlló catalana y unas barandas que replican la Puerta del Dragón del Palacio Güell. Si bien no tiene nombre, se lo conoce por la frase debajo de su monumental cúpula: “No hay sueños imposibles”.
Seguimos por la avenida Rivadavia y llegamos a la intersección con la calle Entre Ríos. Frente al Congreso de la Nación hay una réplica de bronce de “El pensador”, de Auguste Rodin. Fue inaugurada en 1907 y fundida en el molde original por el mismo artista, quien le puso su firma.
En la plaza nace la tradicional avenida de Mayo, que caminamos para encontrar nuestros próximos tres secretos de Buenos Aires. El Palacio Barolo (av. de Mayo 1370) lleva ese nombre por el apellido del magnate textil, cuyo nombre era Luigi. Este rascacielos es un homenaje a “La Divina Comedia”, la obra de Dante Alighieri. Sus metros de alto son los mismos que los cantos de la obra: 100. Tiene 22 pisos e igual cantidad de estrofas en la mayoría de sus versos y está organizado en tres partes como los tomos de la obra: el infierno, el purgatorio y el paraíso.
El Barolo comparte la cuadra con el ex Hotel Majestic (av. de Mayo 1317), uno de los hoteles más lujosos de la ciudad donde se casó el coreógrafo Vaslav Nijinsky y se alojó el arquitecto Le Corbusier. Fue inaugurado en 1909 y conserva su estilo académico, pero actualmente allí funciona una oficina de la Administración Federal de Ingresos Públicos y tiene un espacio de muestra con elementos históricos de los recaudadores de impuestos.
En su época fue vecino del Hotel Castelar (av. de Mayo 1152), realizado por Mario Palanti, el mismo arquitecto del Barolo, y escenario preferido de los intelectuales. Oliverio Girondo, Norah Lange y Armando Discépolo se alojaron y participaron de una peña literaria en el mismo lugar. Sin embargo, su visitante más emblemático es Federico García Lorca, quien en 1933 estuvo durante casi seis meses y tiene una placa conmemorativa.
Visitas guiadas
El Palacio Barolo ofrece visitas guiadas por dos especialistas. Los hermanos Thärigen estudiaron la historia y exploraron cada rincón para promover el arte del lugar. Ofrecen tours durante el día, nocturnos, shows fotográficos y de tango. Los horarios y los precios se pueden consultar en palaciobarolo.com.ar.
Para tener en cuenta
En nuestro camino, pasamos a dos cuadras del pasaje Rivarola. Fue realizado en la década de 1920 de manera simétrica: las construcciones de un lado y del otro son casi idénticas simulando una calle en París.
12 h | Alrededores de Plaza de Mayo
Entre relojes y miradores, unas cuadras para ir mirando hacia arriba.
Después de cruzar la avenida 9 de Julio, en Suipacha doblamos a la izquierda y caminamos hasta la intersección con la calle Mitre. Llegamos a la Iglesia San Miguel de Arcángel (Mitre 886), que data de 1830 y fue sede del casamiento de Vaslav Nijinsky, el coreógrafo y bailarín más destacado del siglo XX, con la condesa austro-húngara Rómula Pulsky.
Tiene una fachada de columnas corintias y en su interior obras del pintor italiano Augusto Ferrari. De la iglesia pasamos a un ex cabaret, en la Galería Güemes (Florida 165), un verdadero recinto palaciego. Su mirador es de los más conocidos de la ciudad, lo que permitió que Antoine Saint-Exupéry viviera acá en un departamento. El autor de “El Principito” eligió Galería Güemes porque estaba obsesionado con tener una buena vista aérea y siempre excéntrico, tenía un cachorro de foca en la bañadera. Muchos años después, Julio Cortázar escribió El otro cielo, un cuento donde imaginó a la galería Güemes en París.
Tomamos la calle Florida y doblamos en Diagonal Norte, que una cuadra después nos llevará a Plaza de Mayo. En la intersección de av. Rivadavia y Reconquista, está la bóveda del Banco de la Nación, la tercera más grande del planeta. Sólo es superada por la que se encuentra en la plaza San Pedro, en Roma, y la del Capitolio, en Washington.
Mirando hacia el lado contrario de la plaza está el edificio de la empresa Siemens (Bolívar y Diagonal Sur). Su singularidad es el reloj autómata que tiene en la parte alta y funciona con un sistema electromecánico. Traído de Europa a principios del siglo XX, casi no existen otros de este tipo en el mundo.
15 h | Singularidades del Casco Histórico
Recorremos historia viva del país a cada esquina.
Estamos en una zona trascendental para la historia argentina. Los cuentos, las anécdotas y las leyendas se multiplican en cada esquina. Entre Yrigoyen y Alsina está el Palacio de la Legislatura (Perú 160). Entre 1946 y 1952 fue sede de la Fundación Eva Perón, destinada a la ayuda social. Por eso, en la planta principal hay un rincón que simula el vestidor de Evita con su tocador, guardarropas y tres baños.
Caminamos hacia la izquierda y doblamos en Alsina, donde dos cuadras después veremos la primera farmacia de la ciudad, llamada La Estrella. Fue creada en 1834 por el presidente Bernardino Rivadavia y dio lugar a numerosas tardes de tertulia política de principios del siglo XX. Continúa funcionando con una concesión, pero pertenece al Museo de la Ciudad.
Volvemos tras nuestros pasos y retomamos la calle Perú para visitar la Manzana de las Luces (Perú 272). Este edificio de 1633 es obra de los jesuitas y tiene un sistema de túneles que lo une con los principales sitios de la ciudad, como el Cabildo, la Catedral y el ex fuerte. También fueron utilizados por los criollos para vencer a los ingleses en las invasiones de 1806. Es escenario de diferentes actividades culturales.
Llegando a la siguiente esquina (Belgrano 601) podemos ver otra obra monumental: el edificio Otto Wulff, construido en 1914 por pedido del cónsul del imperio austrohúngaro en Buenos Aires. La cúpula más alta representa al Kaiser Francisco José I de Habsburgo, mientras que en otra había un retrato, una corona y una medialuna que recordaban a Sissi, la emperatriz.
Visitas guiadas
Todos los días el Palacio de la Legislatura Porteña ofrece visitas guiadas, que incluyen el vestidor de Evita y la torre del reloj. Requiere solicitar turno en visitasguiadas@legislatura.gov.ar.
La Manzana de las Luces, por su parte, también ofrece visitas guiadas.
17:30 h | San Telmo para curiosos
De Mafalda al Mercado, un barrio con sello propio.
Caminando por Perú doblamos a la izquierda en México. Estamos a media cuadra del Centro Nacional de la Música y la Danza (México 564) donde hay una sala de exhibiciones y espectáculos. El secreto de este imponente edificio es que antes funcionó como Biblioteca Nacional y Jorge Luis Borges fue el director durante un período.
A dos cuadras está la casa de Mafalda (Chile 371). La emblemática caricatura que marcó una época vivía en el barrio de San Telmo y Quino, el artista, solía dibujarla sentada en el umbral de un edificio, que en la fachada tiene una placa alusiva. Sobre la calle Balcarce llegando a Independencia está el almacén de Don Manolo, escenario de otros tantos episodios.
Seguimos disfrutando de la calma de la calle Defensa, su empedrado y las importantes construcciones de los orígenes de la ciudad. Cruzamos el pasaje San Lorenzo y a los pocos metros nos encontramos con el Zanjón de Granados (Defensa 751), una residencia de mitad del siglo XIX. Oculta una tubería construida en 1865 para que circularan las aguas de un antiguo arroyo, Tercero del Sur, también llamado Granados. Fue descubierto cien años después, cuando adoptó su nombre actual y se transformó en un lugar de exhibición de la prehistoria porteña: muestra herramientas, botellas, frascos, baldosas y más reliquias.
Dos cuadras más adelante está el Mercado de San Telmo (Defensa 957), que se inició como un comercio de ramos generales a cargo de inmigrantes europeos y actualmente vende todo: carne, verduras, antigüedades, ropa usada, etc. Abrió en 1897 y es famoso por su arquitectura con estilo renacentista y una cúpula dividida en ocho partes. De generación en generación, algunos apellidos son un símbolo: por ejemplo, las aves de los Amitrano o los embutidos de los Mutti. Otra particularidad del Mercado es la antigua residencia de enfrente sobre la calle Bolívar que está adornada con imponentes cariátides.
Visitas guiadas
Todos los días, incluido los fines de semana, se realizan visitas guiadas en el Zanjón de Granados. Un fascinante paseo subterráneo con misteriosas historias del lugar.
Para tener en cuenta
Un buen lugar para visitar a partir de las 19 hs es Museum (Perú 535), punto de encuentro para los after office de la zona y boliche de jueves a domingo. Su secreto es que fue una vieja fábrica de molinos con una prolija fachada, obra de Gustave Eiffel, el arquitecto de la mítica torre parisina.
Si caminamos por av. Paseo Colón, tenemos que estar atentos. En la esquina de av. Independencia está la escultura “Canto al trabajo”, construida por Rogelio Yrurtia en 1927. El edificio neoclásico que está a media cuadra es la Facultad de Ingenería de la Universidad de Buenos Aires, originariamente construido para albergar la Fundación Eva Perón. Luego del golpe de Estado de 1955, el edificio modificó su uso.